ENTREVISTA A NACHO CERDÁ


LHP – Ahora está habiendo una generación en España, de tu edad, con no más de 3 o 4 películas, que está empezando a coger un nombre importante, ya no solo aquí, sino fuera. Gente como Jaume Balagueró, Paco Plaza… muchos salidos de Filmax. ¿Crees que hay una nueva generación con otro tipo de cultura cinematográfica de los 80 y 90?

Nacho Cerdá – Sí, pero yo creo que eso viene de la época de Alex de la Iglesia. Acción Mutante fue la rareza en una sequía cinematográfica española, era como un oasis. Y con él, otros cineastas como Juanma Bajo Ulloa, Julio Medem y luego más tarde Calparsoro, Balagueró, Paco Plaza y Amenábar, no hay que olvidarse de él. El que más aporta junto a Almodóvar. Pero creo que sí, forman parte de una generación que nos hemos educado probablemente con el cine y la tele de la transición democrática que no tenía nada que ver con otros periodos más oscuros de la historia española, y por tanto creo que nuestras aptitudes van hacia otro lado. Creo que es un reflejo muy fiel de la situación sociopolítica de un país. El cine de antes y el de ahora están marcados por las experiencias vitales que hemos tenido nosotros. Casi todos tenemos como referentes el 1, 2, 3, Los Teleñecos, Heidi, Marco (risas)…  Mazinger Z y las cuatro series de televisión que teníamos de pequeños. Entonces eso dista mucho de la educación que ha tenido mi padre, por ponerte un ejemplo. Siempre hemos oído eso de «ya no hacen películas como las de antes». Y eso lo decían cuando estábamos viendo grandes clásicos de los 70 como Tiburón… títulos que hoy en día son imprescindibles.

LHP – Es un poco la generación que ha empezado a crecer y a disfrutar con el video y todos estos avances que han permitido consumir mucho en televisión. Los cineastas a lo mejor de una generación justo anterior distan mucho de vosotros por eso.

Nacho Cerdá – Y atención, eh. Que ahora viene otra. Ahora estamos viviendo otra situación que hara que el cine tenga otro discurso diferente. Yo creo que nosotros hemos vivido una etapa de transición, y yo creo que ahora se establecerá una forma que perdurará más.

LHP – Hay muchos cineastas ahora que están empezando a despuntar, de unos treintaipocos como Nacho Vigalondo, Daniel Sánchez Arévalo…

Nacho Cerdá – Exactamente. Esos ya son completamente ajenos, no actuaron como eslabón, sino que han nacido directamente en otro periodo. Y están descubriendo muchas películas que nosotros pudimos ver en cine, a través del DVD. Y lo que admiro es que sean fans, igual que nosotros, de aquel tipo de cine. Pero evidentemente han tenido otras influencias distintas, y es, probablemente, una generación que visualmente está muchísimo más preparada que la que había entonces.

LHP – Pero es cierto que muchos de los que venís de Filmax o habéis estado haciendo cine de género os caracterizáis por un estilo visual muy moderno en cierta medida, o muy potente dentro de lo que es la propia película.

Nacho Cerdá – Sí, evidentemente. Yo te digo que mi cine es muy visual, incluso esta película, Los Abandonados, tiene muy poco diálogo, es prácticamente minimalista. Me encanta potenciar este tema. Lo que quiero decir es que la nueva generación, la que empieza ahora, ya tienen un aprendizaje prácticamente automático. Como los que has nombrado, Eugenio Mira o Juan Antonio Bayona. Son gente que tiene una facilidad absoluta para manejarse en el ámbito audiovisual. De forma totalmente inconsciente. Muchos no han pasado por un aprendizaje previo a través de otros medios, sino que han absorbido ese lenguaje de forma espontánea. Muchos de ellos ni siquiera han tenido que pasar por una escuela. Para mí el único «pero» que puede haber en todo esto, es que estoy notando, no sólo en España sino en todo el mundo, es que el cine, al menos el cine de género, está empezando a parecerse demasiado uno a otro. Hay una gran facilidad y una gran narrativa muy moderna pero por otro lado hay una falta de contenido.

LHP – Por ejemplo ahora en el cine americano está habiendo una especie de crisis creativa, sobre todo en cine de género, porque se está recurriendo mucho a éxitos previos, del cine oriental o del cine de los 70… y mucha gente está echando en falta ideas nuevas.

Nacho Cerdá – El tema de los remakes no es que sea algo nuevo. Entre mis películas favoritas tengo dos remakes. Uno es el de La Cosa, de Cárpenter, que es mucho mejor que la original, y La Mosca, de Cronenberg, que es mejor también que el original para mí. Entonces ya partimos de la base que no todo remake por sí mismo es malo.

LHP – Pero sí que hoy día se está haciendo de forma masiva.

Nacho Cerdá – Sí, quizás excesiva. Y las motivaciones ya no son encontrar un nuevo discurso que es el caso de Carpenter o de Cronenberg, sino una motivación puramente industrial. Hay muchas películas de serie B no muy conocidas que se podrían mejorar. Pero que motivaciones hay detrás de un remake de La Niebla, que alguien me lo explique, o de La Profecía. Dos películas para mí, perfectas.

LHP – O ahora que van a hacer el de Rescate en Nueva York.

Nacho Cerdá – Claro. Y además el mismo Carpenter hizo un remake de esa película, porque para mí 2013 es un remake de la primera.

LHP – Es un calco.

Nacho Cerdá – Absoluto. Pero bajo un prisma, si tú la vuelves a ver, que la hace superautoparódica, muy irónica con la sociedad. La otra película era de género puro y duro, de acción, con ese punto irónico de Carpenter, pero probablemente no hasta el punto que alcanzó la segunda.

LHP – Con esas referencias al culto al cuerpo, a la cirugía…

Nacho Cerdá – Exacto, era mucho más salvaje. La segunda vez que la vi me pareció increíblemente rica en lecturas ¿no? Entonces yo creo que esta tendencia va a terminar en breve.

LHP – Luego muchos de estos remakes tampoco funcionan tan espectacularmente como está previsto.

Nacho Cerdá – Un remake de los últimos que me han gustado es el de Zack Snyder de El Amanecer de los Muertos y el de Alexandre Aja, que me parece cojonudo.

LHP – De las pocas que me he comprado en DVD.

Nacho Cerdá – Es que, ostia, ves eso y dices «entiendo que pueda hacer un remake, hay un señor detrás dándole una vuelta de tuerca más». Me parece cojonuda y muy moderna

LHP – Es que en Las Colinas Tienen Ojos hay un gran trabajo, hay evolución de personajes… de hecho el protagonista pasa de ser un don nadie a convertirse en el salvador de todos…

Nacho Cerdá – Yo creo que la cosa está en volver a los orígenes, volver a los 70, a esa expresión mucho más contestataria, yo creo que hay que reaccionar en toda esta historia que está pasando. Y la única forma de hacerlo es ser muy honestos con nosotros mismos. No caer en las trampas del sistema.

LHP – Pero también es que los productos de gran calidad se están enfocando más a la televisión, a las series, que al cine. La gente va menos al cine, consume más DVD, más series, las compran en DVD. Se está generando un fenómeno en el que ahora ves producciones de la HBO, de Fox, de la ABC que hacen series que arrasan, tienen éxito de crítica, de público y en cualquier género, desde El Ala Oeste de la Casa Blanca, hasta Perdidos.

Nacho Cerdá – Hay una serie de televisión, al menos originada en los primeros capítulos por uno de los mejores directores de los 70, al que yo admiro muchísimo, pero que no ha tenido mucha suerte en los últimos años, que es Walter Hill, Deadwood. Hay algunos cineastas que han vuelto la cara a la televisión como un medio en el que expresarse, a veces, de forma muchísimo más radical y más innovadora que en el propio cine.

LHP – Es otra forma de contar historias. Con una continuidad, en función de cómo responda la gente a la serie…

Nacho Cerdá – A mí me parece un formato muy atractivo, me encantaría poder hacer alguna serie de televisión o dirigir algún capítulo. Acuérdate de David Lynch con Twin Peaks que fue quizás de las primeras series de la época contemporánea que dieron que hablar. No solo por su calidad sino también por su apuesta radical. Es algo que ahora está mucho más extendido, seguramente por un hastío ante lo que la industria del cine permite hacer, los elevados costes de producción y la rentabilidad de los productos. ¿Hacia dónde vamos? Lo mismo la ventana que nos espera es la televisión o Internet. Lo mismo el cine, entendido como gran espectáculo, dejará de serlo. Eso ya lo predijo en el documental Hearts of Darkness, sobre el rodaje de Apocalypse Now, donde hay una entrevista a Coppola del año 84-85 y dice «en el futuro saldrán cineastas que con una cámara de video harán una obra de arte, y serán cineastas que vengan de un pueblecito de Alabama». Y eso está pasando ahora. Hoy día con una cámara de video puedes hacer cosas que por coste, por tamaño de la cámara o por tiempo no puedes hacer en una película. Yo mismo lo experimenté en el Making Off de El Maquinista donde me sentí como pez en el agua porque hacía lo que me salía de los cojones (risas). Con una cámara que me cabía en la mano y podía meterme en sitios insospechados. Era mucho más pornográfico. Yo creo que Coppola, como buen genio, es un visionario y sabía lo que estaba diciendo.

LHP – De todas formas ¿crees que en España puede tener lugar este fenómeno de las series de televisión?

Nacho Cerdá – Ya está pasando. Hay series como Hospital Central o El Comisario que han funcionado muy bien y que tienen presupuestos millonarios para lo que es la industria española. Pero también ha pasado con Camera Café, un tipo que venía del cine, Guridi, de La Cuadrilla, que de pronto se pone a hacer un experimento superradical, con un solo plano, pero con un concepto detrás muy moderno y muy fresco. A esto la gente responde. La saturación del producto, lo sofisticado del producto o lo caro que sea, al final, no significa nada. Porque es una cosa simple y lineal, al menos de forma visual, y rompe. Yo creo que poco a poco habrá una regresión, lo simple será lo que perdure. Se acabaron los efectos especiales, se acabaron los excesos narrativos, y volverá a darnos miedo lo que menos pensamos, el plano fijo.

LHP – Lo importante es la historia y cómo la cuentes.

Nacho Cerdá – Sí, pero por ejemplo está Michael Haneke, que saca Funny Games y que a mí me pone los pelos de punta, porque es una peli en la que manipula deliberadamente al espectador con la narrativa. Usa una dilatación del tiempo, del especio y el sonido de una manera que no sé por dónde me va a salir y ahí es donde radica un poco el secreto.

LHP – No como muchas películas que usan un montaje muy picado que marea al espectador o usan el típico susto.

Nacho Cerdá – O cuando hay una escena de tensión. «Ponle música de tensión» No, quítale la música, alarga un plano un poco más de la cuenta, ponme esa situación desde una perspectiva que no te la esperas. No es tanto el contenido, que también, sino la forma de mostrarlo. Y la perspectiva de cada cineasta es lo que hace que para mí el cine me interese.

LHP – Para volver un poco a tu película, y terminando, ¿qué respuesta crees que puede tener en España?

Nacho Cerdá – No lo sé… insospechada. Yo creo que es una película que quien quiera pasarlo mal en el cine, probablemente lo conseguirá. Yo siempre he descrito este experimento, que me gusta llamarlo así, como una especie de virus de la gripe, que tu lo pescas, no te das cuenta, pero empiezas a regresar al cabo de tres días (risas). Es una película bastante más maliciosa de lo que aparentemente es.

LHP – Suele pasar con algunas películas que en un principio no te dicen nada y después de unos días te das cuenta de que sigues pensando en ellas.

Nacho Cerdá – He tenido casos de gente que me ha vuelto a recordar ciertas imágenes que no se les van de la cabeza.

LHP – Eso es que funciona, entonces.

Nacho Cerdá – A un nivel muy inconsciente. Es una película de entrar al córtex de tu cerebro (risas). Dejando aparte las bromas, yo creo que la respuesta, sea la que sea, será bienvenida. El cine es un medio democrático y, como tal, no tiene por qué tener la misma respuesta en todas partes. Me interesan muchísimo las interpretaciones que la gente pueda llevar a cabo, porque cuando estaba en los cortometrajes llegué a oir cosas que en la vida había pensado. Es como un debate. Lo que me encanta del cine o de cualquier obra es que pueda motivar, pueda provocar algo en las personas. Yo creo que definitivamente es una película que provoca.

LHP – Y para finalizar. ¿Tienes algún otro proyecto ya en marcha?

Nacho Cerdá – Descansar (risas). Hay algún proyecto por ahí, pero depende del presupuesto que pueda tener… de muchas cosas que escapan a mi control. Lo que si me gustaría seguir haciendo es un cine que emocionalmente involucre mucho. Porque para mí es eso, recuperar aquella experiencia de pequeño, aquel Tiburón que vi a los 6 años que me dejo planchado en la butaca, a partir de entonces toda experiencia de cine era un shock. Un shock a nivel visual o a nivel emotivo, eso es lo que yo querría seguir haciendo.

LHP – Supongo que después de esta película en principio será más fácil conseguir un proyecto.

Nacho Cerdá – Sí, después del estreno en Estados Unidos me han llegado cosas, pero cosas que no haría en la vida (risas). Desde remakes que no creo que haga hasta versiones americanas de películas europeas. Yo creo que me lo voy a tomar con calma, voy a pensar mucho lo que quiero hacer. Hay que dejar pasar un poco la tormenta, descansar sobre todo y después todo surgirá poco a poco.

LHP – Pues mucha suerte y muchas gracias por todo.

Nacho Cerdá – A vosotros. Un abrazo.

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