LOS ABANDONADOS


Finalmente y tras mucho rebuscar pude ver la opera prima de Nacho Cerdá que tanta expectación había causado en mí. Una película que había pasado con paso firme por festivales de género y que había sido distribuida en Estados Unidos con mil copias tenía que tener algo más que la mayoría de películas de terror que se producen en España (que tampoco son muchas).

¿Tiene algo la peli? Sí. Tiene una dirección potente y muy visual, tiene un gran trabajo artístico, tiene buenas interpretaciones de sus dos protagonistas y tiene atmósfera. Ahora bien, le falta lo esencial, una buena historia que contar. Los Abandonados parte de una idea decente, la de una mujer que desconoce su pasado hasta que le notifican que ha heredado una vieja casa perdida en el rincón más recóndito de los bosques rusos, y que una vez allí se encuentra con un pasado que le atrapa y no le suelta.

Pero tal y como se plantea y desarrolla esa idea, la cosa no da para más que un corto. Una vez en la casa la mujer se encuentra con un hermano gemelo en iguales circunstancias y a partir de ese momento se suceden escenas casi idénticas, siempre en el mismo escenario y que no aportan demasiado al desarrollo de la trama. De hecho, a partir de la media hora larga la cosa consiste en que ella quiere irse pero no puede porque la casa o el pasado que en ella habita le hace regresar una y otra vez, encontrándose con su doble, un doble que avanza el destino que le aguarda. Así una y otra vez salvo pequeños retales de información que se dan en un par de escenas y que con la escena inicial ya te cuentan qué paso y cómo va a terminar todo.

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Los dobles, el primero de ellos fileteado.

No hay tramas ni personajes secundarios (salvo el abogado del principio) que enriquezcan el relato, y el propio hermano sirve únicamente para explicar a la protagonista (y a los espectadores) de qué va la vaina, ya que ni conocemos gran cosa de él (es un ex-militar y tenía una pareja, punto) ni importa demasiado lo que le pasa porque más de una vez la misma protagonista le deja totalmente de lado. Él explica el universo en que se plantea la película y la protagonista lo sufre en sus carnes.

Las escenas tensas no estan mal, sobre todo al principio, pero toda la película es tan sobria, seria y fría, algo que es aplicable también a los personajes (y al grueso de las películas de terror españolas), que poco a poco su propia atmósfera pierde eficacia, no hay contrapuntos ni escenas que supongan un contraste considerable con las más tensas, y eso, junto a una historia muy simple, hace que la película pierda fuelle según avanza.

Estoy convencido de que Cerdá, con un buen guión en sus manos, puede hacer virguerías, pero éste no ha sido el caso. Si esta historia se hubiese desarrollado en un corto de 20 o 25 minutos hubiese sido genial, tiene la historia, personajes e ingredientes justos, pero no aguanta los 90 minutos que dura la película, que más que lenta (ritmo tiene) se hace repetitiva y anodina.

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