EL PENALTI MÁS LARGO DEL MUNDO


Hace un par de años pudimos ver en el cine Días de Fútbol, una muy divertida película en la que se dio a conocer al gran público Fernando Tejero, ganando además el Goya al actor revelación. Desde entonces todo le ha ido de maravilla, su papel en Aquí No Hay Quien Viva ha terminado por convertirlo en uno de los actores más conocidos del país.
El Penalti Más Largo del Mundo es su primera película como protagonista y tiene mucho en común con Días de Fútbol (aunque no con el personaje al que daba vida entonces). Las dos películas utilizan el fútbol de amigotes para contar una historia de personajes y parejas de barrio.

Fernando es el portero suplente del Estrella Polar, un equipo que se juega el ascenso de categoría y que en el partido final parece tenerlo todo controlado. Exacto, lo parece, porque en el último instante el portero estrella del equipo (un chulopo insoportable) se lesiona y encima pitan un penalti en contra en el último instante. El público invade el terreno de juego y eso obliga a aplazar ese tenso desenlace varios días. El destino del equipo queda en manos de Fernando, un «paquete» con todas las letras, aficionado a la cerveza y a un porrito esporádico que además está colado por la novia del portero titular e hija del entrenador, Ana (Marta Larralde).

La película tiene momentos divertidos pero nada escandaloso y a pesar de tener buenos actores que dan rienda suelta a su vis cómica la cosa no termina de cuajar. Una historia muy sencilla y bastante vista (mindundi que anhela a la chica guapa que se enfrenta al reto de su vida) y hecha para el lucimiento de Fernando Tejero, que cumple estupendamente.

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Desde luego no es Días de Fútbol, una película que, aunque quizás algo excesiva en situaciones hilarantes, sí que conseguí sacar las risas de la sala a lo grande sobre todo por unos personajes excelentes y variados que hacían un gran conjunto.

La película tiene tirón y seguramente hará una buena taquilla, entretiene lo justo y consigue sacar la sonrisa en algún que otro momento, pero no pasará de ahí. Eso sí, los que disfruten de Tejero, que sepan que esta es «su película» y que por lo tanto se lo pasarán estupendamente.

Como nota final hay que destacar el vestuario de Tejero, compuesto de las típicas camisetas relavadas y cedidas conseguidas como promoción de a saber qué producto, y especialmente el colgante, un auténtico símbolo de cutrez extrema.

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