EL REY ARTURO


¿Qué sale si mezclamos Braveheart, Gladiator y El Señor de los Anillos? No es el RISK, es El Rey Arturo.

La película se supone que es la historia «real» a partir de la cual se originó la leyenda del Rey Arturo. Al menos eso es lo que reza el texto que abre la película en base a no se sabe que descubrimientos arqueológicos recientes. Vale. Es algo similar a lo que quisieron hacer con Troya, solo que en ésa no decían que fuese cierto, sólo una versión más creíble de la historia. La diferencia radica en que Troya, a pesar de ser bastante aburrida, al menos tenía un par de escenas destacables y tenía personajes más o menos interesantes (me refiero a Aquiles y en especial Héctor).

En esta versión de la historia del Rey Arturo no ocurre semejante cosa. La película es casi igual de larga que Troya, casi igual de lenta, y encima, todo lo que ocurre en ella nos la trae floja desde el principio. Arturo y sus hombres son obligados a consumar una última misión para recibir la libertad por parte de los romanos. Esa misión es casi un suicidio ya que hay que adentrarse en un terreno a punto de ser invadido por los sajones, los malos. Una vez consumada la misión Arturo se decide a defender su tierra de los bárbaros. Eso es más o menos el argumento.

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La película, como todo filme histórico-medieval que se precie, tiene una serie de características indispensables: pordioseros y campesinos sucios que comen pan duro, religiosos dementes, terratenientes explotadores, la escena de «empatía entre machos» y por supuesto la «escena de vino y furcias» en la que los protagonistas olvidan el horror de la guerra y todo eso.

Los personajes, del primero al último, son totalmente planos y no van más allá del estereotipo. El bueno es muy bueno, el malo es muy malo, la chica es muy guapa y los amigos son muy fieles. Todo lo que dicen, además, se resume en «yo no llevaré a mis hombres a una muerte segura», «honor» o cosas similares. Eso es El Rey Arturo. Eso sí, matizar que la chica, además de guapa, siguiendo la moda de lo políticamente correcto, está liberada y es capaz de luchar igual que el mejor de los guerreros. No importa que estemos en el siglo V. Esta absurdez es una más en una larga lista que comentaré más adelante.

Las comparaciones. Por qué digo que es una mezcla de Braveheart, Gladiator y El Señor de los Anillos. Simple, hay lucha por la independencia respecto de un imperio (como Braveheart), el romano (como en Gladiator, de hecho el guionista es el mismo) y hay distintas «etnias» comparables en cierto modo a las de la trilogía de Peter Jackson: Arturo es una especie de Aragorn (reniega de su destino hasta que lo tiene delante de sus narices y acaba siendo rey), Ginebra y su ¿tribu? son como los elfos (viven en el bosque, todos son unos arqueros de puta madre y no tienen frío ya que a menudo van en taparrabos en pleno invierno bretón) y los sajones son una horda de salvajes retrasados, liderados por un barbudo y cruel Stellan Skarsgard (Sáruman y los orcos).

Llegados a este punto se ve que la cosa ya carece de bastante sentido, pero todavía queda la lista de absurdeces que rematan lo estúpida que llega a ser la película:

– Los caballeros de la mesa redonda tienen armaduras distintas, pero no distintas entre si, me refiero a armaduras tipo samurai, tipo guerrero mongol, tipo romano y toda clase de culturas que no tienen nada que ver unas con otras.

– La chica, Ginebra (Keira Knightley), se pasa media película en una mierda de vestido de gasa y otra media en un estúpido traje de lucha formado por cuatro o cinco tiras (no exagero) de cuero, lo justo para que no se le vean los pezones. Esto no es muy normal teniendo en cuenta la ecuación: Invierno + Gran Bretaña = Frío que te cagas.

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– Stellan Skarsgard, el sajón más malo que el demonio, no tiene nombre en toda la peli, pero da igual, porque en cambio a Merlín sí se le nombra y es un gualtrapas que sale dos segundos y que es el jefe de de Ginebra y los demás «elfos en taparrabos».

– Frases como «Tengo tanta hambre que mi culo va mordiendo la hierba», que por supuesto sale de la boca de un pordiosero de los que comen pan duro y no se lavan nunca.

– No hay un sólo edificio en toda la peli excepto el cuartelillo de Arturo y el chalet del romano que deben rescatar al principio. El resto es todo pradera. Ya sé que no había grandes ciudades y cosas así, pero es que la gente vive en algún lado, y qué coño, tanto pasto de Central Lechera Asturiana cansa.

– Los arcos. Esto es muy simple. Los buenos aciertan siempre (lo de «el traidor del arbol» merece medalla de oro) y los malos, cuyas ballestas «pueden atravesar una coraza», cosa que se dice en la película, sólo aciertan un par de veces y siempre de cerca.

– Hay una tormenta donde la pantalla no se ilumina con los rayos, directamente se vuelve blanca.

– Las peleas. No tienen sentido, ninguna. Me refiero a que los malos son estúpidos por naturaleza y siempre se ponen de forma que les cascan por todas partes y ni siquiera se enteran.

Parece mentira que el director sea el mismo que hizo la genial Training Day y que Jerry Bruckheimer sea el productor porque no luce ni uno de los 90 millones de dólares que ha costado la peli: No hay grandes estrellas, todo el decorado que se ve es una muralla larga, un calabozo, dos chabolas y la sala de la tabla redonda, los ejércitos son de 200 o 300 personas y no explota nada. ¿Dónde está el dinero?…

No me extiendo más porque no merece la pena. En definitiva, entretiene poco, el presupuesto parece haberse perdido en el bosque de los elfos, Keira Knightley tiene cara sexual durante toda la peli y todo lo demás es absurdo y no le interesa a nadie. Pero eso sí, te puedes reír un rato, que es lo que hice.

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