VAYA CON DIOS


El cine alemán lleva ya unos años en alza en Europa. Hemos podido ver estupendas películas como El Experimento, Corre, Lola, Corre, Good Bye, Lenin!, La Princesa y el Guerrero y muchas más. Se trata de un cine mucho más moderno, atractivo y no por ello menos bueno. Vaya con Dios no es quizás una película que entre en ese grupo de cine más innovador, pero aúna actores jóvenes, una historia original y humor inteligente.

La película nos cuenta cómo tras la muerte de uno de los cuatro monjes que habitaban un ruinoso monasterio, los otros tres, al no poder hacer frente a las deudas económicas, han de viajar de Alemania a Italia transportando el libro que define su congregación de monjes cantores a reunirse con los últimos monjes que quedan de la misma. Así Arbo (Daniel Bruhl), Benno (Michael Gwisdek) y Tassilo (Matthias Brenner) se enfrentan a un mundo que les es casi desconocido y que pondrá a prueba su modo de vida e incluso su amistad. Todo se complica aún más cuando con ellos se cruza Chiara (Chiara Schoras), una joven fotógrafa que supondrá la tentación para Arbo, el más joven de los tres.

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La película cuenta perfectamente lo que supone llegar a un sitio donde todo te es desconocido, ya que los tres protagonistas llevan gran parte de su vida encerrados sin a penas contacto con el exterior. El director, Zoltan Spirandelli, hubiese podido decantarse por los gags facilones a los que da pie el argumento, pero en vez de eso prefiere contar una historia de amistad, de descubrimiento y de paso darnos a conocer una orden religiosa apartada por la iglesia, pero que aún sigue presente en algún rincón del mundo. Además también la película tiene su dosis de aventuras y del inevitable romance, siempre sin caer en lo baboso.

La historia se hace mucho más entrañable gracias a unos personajes bien definidos, entrañables y genialmente interpretados. De hecho Daniel Brühl (el protagonista de Good Bye, Lenin!) se llevó el premio al mejor actor en su país por esta película.

Los números musicales que se marcan los protagonistas resultan muy curiosos, ya que rara vez se ha visto en el cine música sacra. Así que el resultado viene a ser una especie de road-movie musical.

La película no se va a estrenar en muchos cines y tampoco es probable que dure demasiado en cartel, así que es más que recomendable que a quienes les gusten películas de esas que dejan un buen regustillo se pasen pronto a verla, merece la pena.

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