PAYCHECK


John Woo era un director que me fascinaba hace unos años. Nunca ha tenido verdadero talento para contar historias, pero manejaba la acción como nadie, incluso he de admitir que disfruto con Misión Imposible 2, es una fantasmada, pero bien rodada, aunque la historia sea una mierda bien gorda y la mitad de la película esté basada en casualidades. Pero cada vez me doy más cuenta de la mediocridad en la que navega este tipo, que viene a ser una especie de Nacho Duato de la cámara (si dejamos de lado que Nacho Duato es más alto, más cachas, más teñido y un poco más homosexual).

Así nos llega Paycheck, una película basada en un relato de Phillip K. Dick (imagino que en EE.UU. apellidarte Dick es como apellidarte Rabo), uno de los autores de ciencia ficción que más alegrías ha dado al cine con las magníficas Minority Report y la megapelícula Blade Runner. La idea original es muy jugosa, de eso no cabe duda: Un hombre que se dedica a realizar investigaciones secretas para empresas tecnológicas analizando los productos de la competencia y creando otros mejores a partir de los primeros. Después de cada trabajo le borran la memoria para asegurarse de que no difunde nada de lo que ha hecho o visto durante ese periodo. Todo va estupendamente hasta que recibe, de mano de un amigo, el encargo más difícil y que le llevará tres años. Al instante le vemos sin tener ni idea de qué ha pasado durante ese periodo, el problema es que en vez de recibir el suculento cheque prometido (de ahí lo de Paycheck) solo se encuentra con un sobre lleno de cosas que ni siquiera son suyas.

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Hasta aquí todo promete mucho. Nuestro Ben Affleck, que da vida a Michael Jennings, ha de investigar por qué motivo no ha recibido su cheque. Todo suena a que su querido amigo se la ha metido doblada.

A partir de aquí llega el problema. John Woo en vez de centrarse solo en el personaje de Affleck y crear una intriga medianamente decente en torno a él, se dedica a darnos lo que el maneja mejor, las secuencias de acción. Lo malo es que ni siquiera en eso destaca Woo esta vez, persecuciones simplonas y alguna pirueta de las suyas mal hechas. Affleck averigua el pastel en pocos minutos con lo cual tampoco quedan elementos de sorpresa para el final y nos encontramos con una segunda mitad de película con acción barata deseando que termine porque ya sabemos todo lo que va a pasar. O casi todo, digo esto porque en toda la película no aparece una puñetera paloma de esas que le molan a John Woo, claro está, hasta la escena final, en la que, cual espíritu santo, entra un palomaco batiendo sus alas con su aura celestial e ilumina a Ben Affleck que consigue salirse con la suya.

¿A qué se debe esa obsesión con los pájaros? ¿Es solo una afición o hay algo subyaciente que no entendemos? A mí me gustan las hamburguesas, pero no sacaría una en la escena más importante de la película. ¿Os imagináis? Tenemos a Tom Cruise a punto de morir aplastado por un camión y tiroteado por dos macarras en un todo terreno y en ese momento sale un Doble Wooper XXL en medio de la escena y Tom Cruise le da una patada a una piedra que le da un ojo al que conduce el todo terreno, éste se desvía, choca con el camión mientras Cruise sale de la trayectoria, todo estalla en mil pedazos con una onda expansiva de 10 km y finalmente Cruise coge la hamburguesa, le quita el pepinillo y se la zampa. ¿Absurdo no? Pues John Woo es igual pero con palomas. A lo mejor es algo sexual o algún trauma de infancia, pero la verdad es que ya cansa.

El resultado final entretiene pero no agrada.

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